lunes, 14 de abril de 2014

Bajo la lluvia... sin ti.

Hoy caminé bajo la lluvia y lo hice sin ti.
Fue extraño, nos imaginé felices, pero no sabía cómo hacer.

Caminé sobre los charcos, mojé mis Converse con enojo. 
No supe sin embargo cómo reaccionarías tú. ¿Me seguirías? ¿O te reirías? ¿Pisarías mis zapatos para aumentar mi enojo hasta hacerme reír? ¿Qué harías?

Me imaginé de tu mano, pero no supe si empezarías a correr.
Me imaginé sonriéndote pero no supe si lo harías también.

No te conozco, ¡Joder! Pero como me gustas.
No imagino tu reacción y por eso me atraes.

Que nos gusta la lluvia dijimos un día pero ¿Qué significa gustar?
Tú me gustas y no me tocas. Tú me gustas y no se si aparecerás.

Ya no quiero escribirte, quiero tocarte. No quiero imaginarte sino recordarte.
El cariño está hecho de recuerdos, pero ¿Y la admiración que me atrae? ¿De qué está hecha una ilusión?

La lluvia aún cae a mi alrededor y con una mueca pienso en ti. 
La lluvia será lo que yo quiera y me hará sentir como desee. 
Sonreí al recordarte y me pongo serio al despertar.
Cae lluvia simplemente y ya no puedo dejar de pensar.

No lo veía venir, pero vino.

Ella se pregunta si me gusta, duda más de lo que debería y solo le puedo acotar que sí, me gusta.
Todo me gusta. Su boca, su cuerpo, sus curvas, sus gemidos, su risa, su mirada pervertida. Todo.

Es que ella no sabe que cuando me toca con picardía se estremece mi piel, quizás no sospecha mi reacción cuando me abraza o cuando me besa en el cuello. No lo sabe, o lo ignora, pero lo siente. 

Ella ríe y se sonroja. Me gusta tanto tenerla cerca. Me gusta estar así, piel con piel sin importar nada más.
Me ahogo en jadeos y no la quiero soltar. Quiero estar más cerca, sentirme dentro de su piel y que su boca deje huellas en la mía.

No lo sabe, quizás, pero en ella pierdo la cordura y mi sensibilidad se vuelve bipolar. Me adapto a ella, a sus gustos, a sus movimientos y no sabe, quizás, el placer que me provoca.
Un rato más no es suficiente, una explicación tampoco, quizás. 

¡Qué arrogante el tiempo y caprichoso el destino! Pero mira tú, nos juntaron al momento justo y adornaron con nuestras canciones el momento. 
Gracias, ese día lo improvisado fue perfecto.