sábado, 19 de octubre de 2013

Su mentira


Daba igual ya, ella yacía muerta. Nadie lo miraba, pero se sentía tan inseguro.
¿Qué podía hacer? ¡Nada! ¿Y ahora qué?
Su amor, su gran amor; quien quizás fue la que más soportó sus agresiones psicológicas.
Él no tuvo un ataque de celos, ni fue la rabia la que consumió este acto. Él cometió el mismo error que ella... Se guardó su dolor.
Pasó el tiempo y todo fue aceptado. Cada condición, cada escape, cada sacrificio mutuo, cada tarde juntos. No hubo quien EN REALIDAD lo detuviera.
Ambos estuvieron a la merced de gente que nunca entendió sus almas... pero ya no más.
Aquella noche se miraron, se dijeron lo poco y mucho a la vez que no se habían contado. Ella le pidió lo que necesitaba, él la consintió.
¿Podía ser más patético? Él prefirió estrangularla y, ahí casi inconsciente, apuñalarla hasta morir. Él la amaba, la amaba como a nadie en su oscuro mundo; pero no dejaba de alejarla, alejarla para siempre de su lado.
Él la amaba, pero no podía parar. Él la amaba, pero quería hacerla feliz y su amor fue más grande que su egoísmo.

Aquella noche ella se fue. Él no lloró. No se sintió vacío. Solo la miró.

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